Una investigación científica que analizó el comportamiento de 1913 mujeres de entre 18 y 77 años y evaluó su salud cardiovascular, encontró que aquellas que adujeron tener problemas para comunicarse o para resolver conflictos con sus parejas y "se tragaban" sus emociones, fueron cuatro veces mas propensas a padecer infartos y enfermedades cardiovasculares, que quienes tienen la habilidad de enfrentar los problemas, dicen abiertamente lo que sienten y buscan soluciones.
Para los especialistas, esta tendencia vuelve a demostrar que el factor emocional es sumamente importante en el desarrollo de algunas patologías cardíacas, ya que conflictos no resueltos aumentan la tensión y pueden perjudicar la salud cardiovascular.
El por qué de esta tendencia es que la imposibilidad de exteriorizar los sentimientos conflictivos aumenta el estrés físico que incrementa la presión arterial y la descarga de adrenalina y corticoides internos, perjudiciales para la salud.
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